martes, 18 de agosto de 2009

D.E.P.


Esta noche me asomo a la ventana porque siento que te debo estas líneas. Porque, entre tú y yo, todos sabíamos que no eras un dechado de virtudes, que no eras precisamente el marido y padre perfecto. Pero no por ello voy a dejar de llorar tu ausencia, inesperada aunque previsible ausencia.

Hace tiempo que ya no eras la persona que un día conocí, ese crápula desvergonzado, algo vividor, si se me permite la expresión, con desmesurada labia y Donjuán incorregible. Des de hace dos años, cuando descubriste en la droga legal una forma artificial de evadirte de los problemas, solamente te dejabas llevar, sumergido en una realidad paralela, una realidad que te aislaba del mundo que te rodeaba y de esos graves problemas que nunca terminaban de resolverse.

La última vez que hable contigo por teléfono, hace tres semanas más o menos, me dijiste que estabas cansado de vivir, que no tenías ilusión por nada y que solo deseabas acabar con todo de una vez. Yo te intenté convencer de que la vida era demasiado bonita para acabar con ella antes de tiempo, que debías luchar para superar esta grave crisis, huir si era necesario hacerlo y empezar de nuevo, desde cero. Sé que mis palabras no podían calar ya en tu subconsciente, estabas totalmente hundido, sumido en una desidia vital sin camino de retorno. No obstante permíteme que te diga que no puedo evitar tener un sentimiento de impotencia y rabia hacia mi mismo por no haberte podido ayudar de ninguna manera, ni siquiera suplicándotelo con lágrimas en los ojos.

Ahora ya no estás entre nosotros, y…….¡joder!, prefiero quedarme con las innumerables risas que nos echamos juntos, con tu hospitalidad, con la “jeta” que le ponías a las situaciones de todo tipo que se te ponían por delante y tu forma de relativizar los problemas. Prefiero quedarme con todo lo que había antes de que se produjera el principio del fin.

Me quedo también con esa frase que me repetiste tantas veces cuando me explicabas tus conquistas….. “Me gusta caminar por el filito” decías, lástima que al final acabara fallándote el equilibrio.

Descansa en paz compadre. Se te echará de menos.

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